South American Research Journal, 4(1), 27-34  
https://www.sa-rj.net/index.php/sarj/article/view/48  
Antisocial Personality Disorder from 2018 to 2024. In  
recent years, a debate has been maintained on the legal  
treatment of psychiatric disorders, including personality  
disorders, due to the complexity in managing their  
imputability in the legal system. The PRISMA model  
criteria were used to review and select studies relevant  
to this objective in academic databases. The results  
show that there is evidence of alterations at the  
neuroanatomical level that may affect the volitional  
capacity of people with APD, resulting in poor impulse  
control. However, some authors agree that, despite these  
alterations, individuals with this diagnosis are fully  
aware of their actions and their consequences when  
committing a crime, so this diagnosis would not  
necessarily constitute a reason for mitigation of their  
imputability. This article highlights the importance of  
continuing to develop theory and evaluation methods to  
establish adequate legal treatment.  
Trastorno de la personalidad antisocial y  
responsabilidad legal: Una revisión  
sistematizada de la evidencia  
Antisocial personality disorder and legal  
responsibility: A systematic review of the  
evidence  
1
Mauricio Esteban Reyes Guaranda  
y Abrahán Felipe  
1
Orellana Moscoso  
1
Universidad de Cuenca. Av. 12 de Abril s/n y Av. Loja. Cuenca,  
Ecuador.  
abrahan.orellana@ucuenca.edu.ec  
Recepción: 17 de mayo de 2024 - Aceptación: 24 de julio de 2024 –  
Publicación: 20 de septiembre de 2024.  
Keywords: imputability, antisocial personality  
disorder, psychopathy, legal responsibility.  
RESUMEN  
INTRODUCCIÓN  
Este artículo presenta una revisión sistematizada  
sobre la responsabilidad legal de individuos  
diagnosticados con Trastorno de Personalidad  
Antisocial en el período 2018 - 2024. En los últimos  
años se ha mantenido un debate sobre el tratamiento  
legal de trastornos psiquiátricos, incluyendo los  
trastornos de la personalidad, debido a la complejidad  
en el manejo de su imputabilidad en el sistema legal. Se  
emplearon los criterios del modelo PRISMA para la  
revisión y selección de estudios pertinentes a este  
objetivo en bases de datos académicas. Los resultados  
muestran que existe evidencia de alteraciones a nivel  
neuroanatómico que pueden afectar la capacidad  
volitiva de las personas con TPA, y que resultan en un  
deficiente control de impulsos. Sin embargo, algunos  
autores coinciden en que, a pesar de estas alteraciones,  
los individuos con este diagnóstico tienen plena  
conciencia de sus actos y sus consecuencias al momento  
de cometer un delito, por lo que este diagnóstico por sí  
mismo no constituiría necesariamente una razón para  
atenuar su imputabilidad. Se resalta la importancia de  
continuar desarrollando la teoría y métodos de  
evaluación para establecer un tratamiento legal  
adecuado.  
Un punto de intersección entre la Psicología y el  
Derecho es el análisis de la conducta delictiva. En este  
contexto, uno de los debates más relevantes es la  
relación entre la criminalidad y la presencia de  
trastornos psicológicos (Jácome et al., 2023). Aunque  
existe una conexión entre personalidad y delincuencia  
(
2
Human-Hendricks y Roman, 2014; Aguirre et al.,  
013), esta relación es compleja y no se puede  
considerar de manera unidimensional (Manunza y  
Giampaolo, 2018).  
Este vínculo entre la mente y la ley influye  
directamente en el concepto de imputabilidad, que es el  
fundamento de la responsabilidad legal. La  
imputabilidad implica la atribución de un acto y sus  
consecuencias a una persona, lo que justifica que dicha  
persona responda ante la sociedad por sus acciones, ya  
sean positivas o negativas. Sin imputabilidad, la  
verdadera responsabilidad no puede existir (Ronco,  
2
014).  
En este contexto, la literatura concuerda en el  
hecho de que el concepto de imputabilidad se base en  
tres ejes principales. Por un lado, se considera la  
tipicidad, concepto que implica que toda acción u  
omisión contemplada en el ámbito legal debe estar  
contenida en algún tipo penal. Para determinar esto, se  
debe realizar un proceso de análisis de tipicidad  
objetiva, donde se entiende que los hechos cometidos  
están directamente tipificados en un documento legal, y  
de tipicidad subjetiva, que tiene que ver con aquellos  
hechos que, si bien no se encuentran de manera  
específica clasificados en un tipo legal, existen  
Palabras clave: imputabilidad, trastorno antisocial  
de la personalidad, psicopatía, responsabilidad legal.  
ABSTRACT  
This article presents a systematic review on the  
legal responsibility of individuals diagnosed with  
https://doi.org/10.5281/zenodo.13821464  
27  
South American Research Journal, 4(1), 27-34  
https://www.sa-rj.net/index.php/sarj/article/view/48  
antecedentes de situaciones similares en los que la  
jurisprudencia ha dictaminado una determinada acción  
legal (Mata, 2020).  
El segundo eje en el que se basa el concepto de  
imputabilidad es la antijuridicidad, dentro del cual se  
debe descartar que el hecho en cuestión no tenga alguna  
causa de justificación, que determine que dicha acción  
u omisión esté contemplada en el Derecho (Arias et al.,  
(Chirino & Giménez, 2018). Los trastornos de la  
personalidad son fenómenos estables en el tiempo,  
presentándose desde la adolescencia o la adultez  
temprana de un sujeto, siendo poco flexibles y que se  
manifiestan en todas las esferas vitales, causando  
malestar clínicamente significativo en la funcionalidad  
de las personas.  
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los  
2
022). Finalmente, se debe considerar la culpabilidad,  
Trastornos  
Mentales  
DSMV-TR  
(Asociación  
es decir, que el individuo haya tenido conocimiento  
previo del hecho cometido y las consecuencias de este  
Americana de Psiquiatría [APA], 2019) define a los  
trastornos de la personalidad como “un patrón  
permanente de experiencia interna y de comportamiento  
que se aparta acusadamente de las expectativas de la  
cultura del sujeto” (p. 733).  
Adicionalmente, la Clasificación Internacional de  
Enfermedades CIE-11 (Organización Mundial de la  
Salud [OMS], 2019) estipula que los trastornos de la  
personalidad implican una alteración de algunos  
aspectos del yo, como la identidad, autoestima,  
(
Mata, 2020).  
Tomando en cuenta lo anterior, para que un  
individuo sea considerado imputable, es necesario que  
este cuente con las suficientes capacidades cognitivas  
como para tener capacidad de autodeterminación y  
libertad para decidir. Entonces, ante la comisión de un  
posible delito, es necesario determinar que el sujeto  
haya actuado en conformidad con su libre albedrío, y  
que dichas acciones hayan sido previamente razonadas  
y se haya dado un proceso de decisión consciente del  
hecho y sus consecuencias.  
Otro concepto asociado al de imputabilidad es el de  
conducta criminal, entendido como aquellos  
comportamientos que, de manera deliberada,  
transgreden lo normativo y toda forma de control social  
que vigile el cumplimiento de pautas de convivencia  
dictadas por un marco legal (Chirino y Giménez, 2018).  
Este tipo de comportamiento puede ser considerado una  
expresión de la psicopatología particular del autor del  
delito, en caso de existir una alteración psíquica. Estos  
aspectos de la personalidad del individuo deben ser  
autopercepción  
y
autodirección, además de  
disfunciones interpersonales, como la capacidad para  
desarrollar y mantener relaciones cercanas, comprender  
los puntos de vista de los demás, y resolver conflictos  
interpersonales.  
Para evaluar los trastornos de la personalidad, se  
propone, en primer lugar, valorar la presencia de este  
tipo de alteraciones, e identificar si estas son de inicio  
tardío, pues en dado caso no se las consideraría un  
trastorno de la personalidad. Por otro lado, es necesario  
estipular la severidad de las alteraciones, ya que, en caso  
de no cumplir con un requisito mínimo de severidad, no  
podría considerarse un trastorno, sino una dificultad de  
la personalidad. Finalmente, se destaca la necesidad de  
valorar la cualidad del trastorno, que se establece a  
través de la descripción de un dominio de rasgos, es  
decir, aquellas dimensiones de la personalidad que se  
destacan más en el individuo (Figueroa, 2018).  
sujetos  
a
examinación, debido  
a
que podría  
determinarse que su condición de patología mental  
suponga una alteración de sus capacidades cognitivas y  
volitivas, y, por lo tanto, que no sea imputable.  
Por consiguiente, el concepto de imputabilidad,  
definido como la determinación de que una persona es  
sujeta a una pena establecida en la ley (Casanueva,  
En cuanto al Trastorno de Personalidad Antisocial  
(TPA), su principal característica es un patrón  
persistente de indiferencia y violación de los derechos  
de las demás personas, que empieza en la infancia o  
adolescencia temprana y continúa hasta la adultez. Este  
2
014), posee estrecha relación con factores  
psicológicos, pues implica que el sujeto disponga de un  
conjunto de facultades psíquicas mínimas para estar  
consciente de sus acciones, y que no exista una  
alteración de su voluntad al momento de “decidir”  
cometerlas.  
patrón ha sido referido comúnmente como psicopatía,  
sociopatía, o trastorno disocial de la personalidad  
(López, 2013).  
Ahora bien, los individuos que presentan un  
trastorno de la personalidad poseen características  
Para que un individuo reciba este diagnóstico  
deben existir ciertas consideraciones: tener al menos 18  
años; haber presentado antecedentes de una alteración  
en su conducta antes de cumplir los 15 años, y que estas  
transgresiones no estén asociadas a las normas  
sintomatológicas que pueden predisponer  
a
la  
manifestación de conductas criminales, tales como la  
impulsividad, frialdad emocional y falta de empatía  
1
identifican estadísticamente correlación positiva entre los rasgos de  
psicopatía con el TPA (DeLisi, 2023). Muchos delincuentes no psicópatas  
pueden tener un diagnóstico de TPA (Aluja, 1991), además, la literatura  
muestra que aproximadamente solo la tercera parte de personas con TPA son  
diagnosticados con psicopatía (Salvador et al., 2015). Por consiguiente, la  
presente revisión incluye investigaciones que abordan la responsabilidad  
legal de los rasgos psicópatas además de los relacionados con el TPA.  
La Sociedad Psiquiátrica Americana en la tercera edición del Manual  
Diagnóstico Estadístico de Trastornos Mentales (DSM) cambió el término  
edición por el “Trastorno de Personalidad Antisocial”. No obstante, varios  
autores establecen diferencias entre la psicopatía (rasgos de la personalidad,  
heredable, conductas desviadas) y el Trastorno de Personalidad Antisocial  
psicópata” por el de “Trastorno Antisocial de la Personalidad, y en la cuarta  
conductas delictivas, antisociales). Mientras que existen otros estudios que  
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apropiadas para su edad. Otras características propias de  
este trastorno son la agresión hacia otras personas o  
animales, destrucción de la propiedad, engaño o robo, o  
violación de reglas caracterizada por impulsividad y  
ausencia de remordimiento, de acuerdo con lo dispuesto  
en el manual diagnóstico DSM-5TR (APA, 2019).  
A pesar de ser un trastorno conocido y con una  
evaluación y diagnóstico establecidos, no se conoce por  
completo la etiología del Trastorno de Personalidad  
Antisocial. La evidencia indica la existencia de un  
componente biológico, es decir, de heredabilidad en su  
aparición (Shin‑Yee, 2023). Además, se conocen  
factores genéticos (gen MAOA) y neurobiológicos  
Antisocial pueden compartir similitudes con otros  
trastornos, por lo que se destaca la importancia de un  
adecuado diagnóstico diferencial. Es posible establecer  
esta diferenciación con el Trastorno Narcisista de la  
Personalidad, que comparte la característica de  
manifestaciones de comportamiento explosivo  
y
despiadado, pero se diferencia del TPA en el hecho de  
no presentar agresividad y engaño (Serra, 2016).  
Así mismo, el Trastorno por Uso de Sustancias, se  
asemeja en el componente de impulsividad  
e
irresponsabilidad (Santos-de Pascual et al., 2020). En  
este caso, el consumo debe ser descartado al momento  
de diagnosticar TPA, debido a que las conductas  
antisociales pueden ser mejor explicadas por la  
influencia del consumo de sustancias.  
(
anomalías en la corteza orbitofrontal y temporal  
anterior) que se asocian al desarrollo de este trastorno  
(
Frazzetto et al, 2007).  
Otro trastorno que comparte ciertas características  
con el TPA es el Trastorno Límite de Personalidad, que  
se encuentra incluso en la misma categorización de los  
trastornos de la personalidad, y se asemeja en el carácter  
impulsivo y manipulativo del comportamiento. No  
obstante, quienes son diagnosticados con ese trastorno  
utilizan ese tipo de comportamientos como un medio  
para obtener validación y afecto, mientras en el TPA los  
individuos buscan obtener placer en el hecho de  
transgredir las normas sociales (Fisher y Hany, 2019).  
En el ámbito legal, en el pasado se consideraban  
sólo psicopatologías como la esquizofrenia (y otros  
trastornos del espectro de la psicosis), la discapacidad  
intelectual, y ciertos trastornos del estado de ánimo,  
como categorías sujetas a inimputabilidad, sin tomar en  
cuenta los trastornos de la personalidad por sí solos. En  
años más recientes, se ha extendido la idea de  
enfermedad mental, bajo la consideración de que los  
trastornos de la personalidad constituyen una causa  
suficiente para considerar una alteración significativa de  
la capacidad de un individuo para entender y discernir  
las consecuencias de sus acciones, siempre que estas  
alteraciones muestren un grado de consistencia,  
relevancia, gravedad o intensidad para afectar dichas  
facultadas, diferenciando esta sintomatología de otro  
tipo de anomalías o estados emocionales y pasionales  
(Oranges, 2018).  
En la actualidad, se considera mayoritariamente  
que el mero diagnóstico de TPA y psicopatía no es  
suficiente para eximir de responsabilidad criminal. Se  
requiere además que estas psicopatologías generen  
alguno de los siguientes efectos psicológicos: a) la falta  
de comprensión de la ilicitud del acto y b) la falta de  
acción conforme a esa comprensión (González, 1997).  
Dado que estos trastornos no afectan la “comprensión  
de la ilicitud”, solo puede provocar el segundo efecto  
psicológico: la falta de acción conforme a esa  
comprensión.  
Además de la existencia de indicadores genéticos,  
se considera que se trata de un constructo multifactorial,  
en el que interviene el ambiente en el que se desarrolla  
el individuo. Dentro de esta categoría, es necesario  
considerar que las experiencias infantiles adversas,  
entendidas como diversas formas de abuso, negligencia,  
y otras formas de adversidad infantil se relacionan  
alteraciones de la salud mental a lo largo del desarrollo,  
incluyendo trastornos psiquiátricos y de personalidad  
(
Alvela et al., 2019).  
Las personas diagnosticadas con TPA, no sólo han  
sido expuestas a un mayor número de experiencias  
adversas durante su infancia, sino que la acumulación  
de dichas experiencias contribuye a la aparición de  
manifestaciones más serias, violentas y crónicas de  
conducta criminal (Cáseres-Serrano y López.Robledo,  
2
018).  
La influencia del nivel económico familiar en la  
conducta antisocial de los niños se ha demostrado como  
un factor predictor de baja relevancia, en contraste con  
la significativa influencia de características familiares  
negativas como la negligencia, hostilidad, indiferencia  
y maltrato físico. En entornos caracterizados por estas  
dinámicas familiares, los niños tienden a internalizar  
una visión del mundo como frío, inhóspito y punitivo,  
lo que moldea su percepción de la vida como una lucha  
por la supervivencia y el control del entorno. Además,  
la falta de oportunidades para aprender conductas  
socialmente adecuadas se suma a los desafíos que  
enfrenta esta población (Sue et al., 2010).  
Por otro lado, otro factor que parece estar  
involucrado en la etiología del TPA es la presencia de  
psicopatología en la infancia, tal como el Trastorno  
Negativista Desafiante y el Trastorno de Conducta.  
Varios autores consideran que la sintomatología de  
dichos trastornos actúa como factor prodrómico de las  
características diagnósticas del TPA (DeLisi et al.,  
2
019).  
Es importante aclarar que las características  
Este efecto, estrechamente relacionado con la  
voluntad, puede variar en intensidad, y dependiendo del  
grado de afectación de la voluntad, puede dar lugar a la  
diagnósticas asociadas al Trastorno de Personalidad  
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eximente completa, incompleta o atenuante (Roxin,  
un panorama actualizado de lo que establece la teoría  
acerca de las características de este trastorno, su  
relación con la conducta criminal y la responsabilidad  
legal de quienes cumplen con sus características  
diagnósticas.  
1
981). Según la “teoría de la responsabilidad por el  
resultado”, un sujeto es considerado responsable del  
acto cometido debido a la ocurrencia del resultado  
(
Jiménez, 1976).  
En relación con investigaciones similares llevadas  
a cabo recientemente, resalta la de Orenes (2020), quien  
realizó una revisión sistemática de la evidencia  
bibliográfica sobre la aplicación de la prueba pericial  
psiquiátrica como herramienta para el diagnóstico de  
distintas patologías de índole psiquiátrica y su  
consecuente aplicación del concepto jurídico de la  
imputabilidad. Esta investigación reveló que, en el caso  
del Trastorno Límite de la Personalidad, se llegó en  
muchos casos a anular totalmente la imputabilidad de  
los procesados, ya que se consideró que este trastorno  
constituye una alteración de la cognición y la voluntad,  
además de la percepción de la realidad de los sujetos.  
Por otro lado, no se aplicó ninguna reducción de la  
imputabilidad en el caso del Trastorno de Personalidad  
Antisocial, ya que se consideró que estos individuos son  
plenamente conscientes de la realidad y actúan por su  
propia voluntad  
Por otra parte, Manunza y Giampaolo (2018)  
examinaron las consecuencias legales aplicadas a una  
muestra de infractores asociados con el delito de acoso,  
dentro de los cuales se encontraban personas con rasgos  
patológicos de la personalidad. Este estudio mostró que,  
la presencia de estos rasgos se asocia con conductas de  
acoso repetitivas y persistentes. Sin embargo, se  
concluye que es la interacción de varios aspectos  
psicopatológicos entre los que se encuentran  
alteraciones de la personalidad, que determinan un  
comportamiento específico, y que estos deben estar  
presentes en un grado alto de severidad para que pueda  
referirse insanidad mental, que pueda reducir o excluir  
la competencia de un individuo para cometer un delito.  
En definitiva, la relación entre el TPA, la  
imputabilidad y la responsabilidad legal es objeto de  
debate. Debido a la alta prevalencia de este trastorno en  
la población penitenciaria, considerarlo como causa de  
METODOLOGÍA  
El presente documento constituye una Revisión  
Sistematizada de la Evidencia Científica de tipo  
Síntesis Narrativa respecto a la Imputabilidad del  
Trastorno Antisocial de la Personalidad en el período  
2018  2024. Esta revisión está basada en los criterios  
PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic  
reviews and Meta-Analyses) (Urrutia & Bonfill, 2010),  
estandarizados para la adecuada presentación de la  
información científica en este tipo de documentos.  
Los términos de búsqueda empleados para la  
revisión de literatura fueron seleccionados para  
localizar estudios publicados en inglés y español. Se  
utilizó los términos “Imputabilidad” y “Trastorno de  
Personalidad Antisocial” (“Imputability”, “Antisocial  
Personality Disorder”), separados por los operadores  
boleanos AND y OR para encontrar estos términos en  
los títulos, resúmenes o palabras clave de los estudios,  
previo al proceso de cribado en función de los criterios  
de inclusión y exclusión.  
Las bases de datos académicas en las que se  
realizó la presente revisión fueron Web of Science,  
Scopus, Medline, Pubmed, Social Science Database,  
Psychology Database, Science Direct y Dialnet.  
Los criterios de búsqueda empleados en esta  
revisión fueron los siguientes:  
- Criterios de inclusión: Artículos científicos  
publicados en revistas con un proceso de revisión por  
pares; Artículos científicos redactados en idioma  
inglés y español; Artículos científicos localizados en  
las bases de datos descritas previamente; Artículos  
científicos que coinciden con los términos de  
búsqueda; Artículos científicos publicados en el  
período 2018 - 2024.  
inimputabilidad complicaría la judicialización  
y
- Criterios de exclusión: Libros; Tesis de pregrado,  
maestría o doctorado; Tesinas; Capítulos de libro;  
Textos no completos.  
prevención del delito. Algunas posturas ven el TPA  
como un atenuante de la responsabilidad mental,  
mientras que otras sostienen que las personas con este  
trastorno son conscientes de sus actos y tienen plena  
conexión con la realidad al cometer delitos. La  
peligrosidad y el desorden moral asociados al TPA  
podrían justificar no reducir la imputabilidad en estos  
casos. (Borbón, 2021).  
En tal sentido, el presente artículo tiene como  
objetivo realizar una revisión sistematizada sobre la  
responsabilidad legal atribuida a sujetos diagnosticados  
con Trastorno de la Personalidad Antisocial en el  
período 2018  2024. El abordaje de esta problemática  
desde el marco de la Psicología Jurídica permite obtener  
El proceso de cribado y selección de los  
artículos científicos se realizó a través de la herramienta  
informática Rayyan (Ouzzani et al., 2016), que permite  
organizar los documentos extraídos de las distintas  
bases de datos académicas seleccionadas, y revisar la  
relevancia de los estudios y el cumplimiento de los  
criterios de inclusión. Posteriormente, se realizó un  
proceso de lectura, análisis y síntesis de los estudios  
seleccionados con el propósito de obtener la  
información concerniente al objetivo de la  
investigación.  
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30  
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RESULTADOS  
DISCUSIÓN  
Este estudio tuvo como objetivo examinar la  
literatura reciente con respecto al tratamiento legal del  
Trastorno de Personalidad Antisocial. A continuación,  
se presentan los resultados generales de los artículos  
seleccionados tras el proceso de cribado, y las  
categorías de resultados en función del objetivo de la  
revisión.  
La comprensión del carácter ilícito de un acto y la  
capacidad de actuar conforme a esa comprensión en el  
momento del delito son cruciales para determinar la  
responsabilidad legal. Los trastornos de la personalidad,  
incluido el TPA, y la psicopatía varían en intensidad y  
gravedad en cada individuo. Así también, los criterios  
diagnósticos y los síntomas del TPA y la psicopatía no  
garantizan una pérdida total de la capacidad para  
comprender la naturaleza ilícita de las acciones. Por lo  
tanto, el diagnóstico de estas psicopatologías no implica  
automáticamente una reducción de la pena; se requiere  
el análisis de las circunstancias del delito para  
determinar la magnitud de la afectación en la capacidad  
de comprensión de la ilicitud de la conducta (Borbón,  
2019).  
Tabla 1. Artículos científicos seleccionados por año de  
publicación.  
Año de  
publicación  
Número de  
estudios  
Código  
2
2
018  
019  
2
6
A3, A5  
A1, A2, A4, A7, A8, A9  
2
2
020  
021  
2
1
A6, A10  
A11  
Actualmente, hay poco consenso sobre si el TPA y  
la psicopatía deben ser consideradas como causa de  
inimputabilidad. Las decisiones jurídicas deben basarse  
en las variables personales de cada caso y en la  
diferencia conceptual de capacidad de culpabilidad  
entre el derecho y las neurociencias (Harbottle, 2019).  
Esta falta de consenso refleja la complejidad de integrar  
conocimientos neurocientíficos en el ámbito legal,  
donde la imputabilidad se debe evaluar de manera  
multidimensional.  
En este sentido, la psicología tiene una incidencia  
directa en el derecho penal al proporcionar  
conocimientos técnicos útiles para distinguir entre  
delincuentes comunes y aquellos que disfrutan al  
cometer actos ilícitos. Esta última característica es clave  
para determinar la imputabilidad de un individuo, ya  
que indica una capacidad cognitiva conservada durante  
la conducta ilícita (Castillo, 2019). El enfoque  
psicológico permite una evaluación más matizada de la  
responsabilidad legal, diferenciando entre diversos  
perfiles delictivos.  
2
023  
2
A12, A13  
Fuente: Elaboración Propia  
Tras realizar la búsqueda de los estudios en las  
bases de datos académicas seleccionadas, se localizaron  
8 artículos científicos, de los cuales se eliminaron 4  
7
documentos duplicados, y 61 que no cumplieron los  
criterios de inclusión, obteniendo un total de 13  
artículos. Los estudios seleccionados fueron publicados  
entre el año 2018 y 2023, reflejando un estado del arte  
actualizado con respecto al debate sobre la  
responsabilidad legal de sujetos con diagnóstico de TPA  
y la necesidad de profundizar en la investigación de esta  
temática.  
Los artículos científicos seleccionados presentan  
avances relevantes en temáticas como el aporte de las  
neurociencias para el estudio de individuos  
diagnosticados con TPA, la jurisprudencia con respecto  
a su tratamiento, y el aporte de la psicología desde el  
punto de vista teórico y como fundamento para la toma  
de decisiones legales. La Tabla 2 presenta una síntesis  
de los aportes teóricos encontrados en los documentos  
seleccionados, categorizados en función de las áreas  
descritas anteriormente.  
Los estudios de anomalías cerebrales no  
proporcionan evidencia concluyente de una afectación  
médicamente significativa que invalide las capacidades  
cognitivas en personas diagnosticadas con TPA  
(
Borbón, 2019). Hay quienes argumentan que  
Tabla 2. Artículos científicos seleccionados por categorías  
teóricas.  
considerar las alteraciones neurobiológicas del TPA  
como causal de inimputabilidad es reduccionista. Se  
requiere una correlación entre el comportamiento  
antisocial y una incapacidad para racionalizar la  
conducta, manifestada en varios contextos de la vida del  
sujeto. Así, un sujeto no puede ser considerado  
inimputable si tiene un "grado de conciencia" de sus  
actos y su ilegalidad (Jurako y Malatesti, 2018).  
Se han propuesto modelos funcionales explicativos  
de los signos y síntomas de estos trastornos. La teoría  
neuromoral de conductas antisociales propone que la  
disfunción de redes neuronales subyacentes a la  
Categoría  
Número de estudios  
Código  
A1, A2, A5, A10  
Aportes desde las  
neurociencias  
4
Revisión de la  
jurisprudencia  
A3, A8, A13  
3
7
Contribuciones de  
la psicología para  
el tratamiento  
legal  
A4, A6, A7, A9, A11,  
A12  
Fuente: Elaboración propia  
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31  
South American Research Journal, 4(1), 27-34  
https://www.sa-rj.net/index.php/sarj/article/view/48  
conducta moral es una causa fundamental de este  
fenómeno. Esta disfunción resulta en alteraciones  
emocionales, de pensamiento y conducta, facilitando el  
desarrollo de conductas antisociales (Raine, 2019).  
No obstante, para que estos factores sean  
considerados en la imputabilidad, debe demostrarse una  
afectación cerebral. Además, aunque la teoría sugiere  
una alteración volitiva por la afectación de áreas  
específicas del cerebro, se debe considerar y evaluar  
específicamente si el sujeto tenía pleno conocimiento de  
sus acciones y sus consecuencias Este enfoque plantea  
un desafío significativo en la práctica jurídica, dado que  
la evaluación precisa de la afectación cerebral y su  
impacto en el comportamiento moral del individuo no  
es una tarea sencilla (Raine, 2019).  
Además, la psicopatía difícilmente puede  
considerarse un fenómeno unitario, con una única causa  
y de manifestación homogénea, de acuerdo a su  
estructura multidimensional. Por ejemplo, la  
sensibilidad reducida a estímulos emocionales y de  
aversión hacia señales de amenaza en psicópatas explica  
su falta de motivación intrínseca hacia el bienestar de  
los demás y su falta de empatía. Estos individuos  
también muestran un déficit en la regulación de la toma  
de decisiones, posiblemente causado por una  
conectividad atípica en áreas corticales (Decety, 2020).  
De igual modo, algunos enfoques consideran la  
psicopatía como una respuesta adaptativa a entornos  
adversos. La evidencia empírica no es suficiente para  
considerar las anomalías psicopáticas en el aprendizaje  
como manifestaciones de discapacidades debidas a  
impedimentos internos o neuroanatómicos. Por tal  
motivo, se proponen un enfoque de intervención social  
para mitigar los efectos negativos de la psicopatía,  
sugiriendo que las sociedades podrían beneficiarse al  
ajustar los entornos físicos y sociales que exacerban  
estos rasgos (Jurjako et al., 2021). Este enfoque  
adaptativo ofrece una perspectiva más amplia para  
comprender y manejar estos trastornos en contextos  
legales.  
como psicópata. Vinculado con esto, resulta interesante  
la correlación positiva encontrada entre las  
puntuaciones de psicopatía y el TPA (ρ = 0,72), en la  
validez del criterio. Además, la psicopatía se cita  
frecuentemente durante los procedimientos de sentencia  
de pena capital (DeLisi, 2023). Esta alta prevalencia y  
la utilización de la psicopatía en los procedimientos de  
sentencia reflejan la importancia de este trastorno en el  
sistema penal.  
Un análisis de sentencias realizado por Álvarez et  
al. (2019) muestra que la mayoría de los procesados no  
presentan afectaciones en sus capacidades intelectivas y  
volitivas. Así, los sujetos con TPA sin comorbilidad con  
otras patologías no son considerados inimputables.  
Aquellos a quienes se les aplicaron eximentes o medidas  
alternativas padecían trastornos adicionales al TPA.  
Esto evidencia la necesidad de considerar la  
comorbilidad y otros factores contextuales al evaluar la  
imputabilidad.  
De todas maneras, el TPA y la psicopatía son  
especialmente prevalentes en la población penitenciaria,  
lo que constituye un indicio de no causalidad para  
reducir su responsabilidad legal (Fernández, 2020). La  
prueba pericial es un método judicial para valorar  
adecuadamente los hechos cometidos y la posible  
reducción de la imputabilidad en función del  
diagnóstico de trastornos psiquiátricos. Dado que el  
TPA se relaciona frecuentemente con la conducta  
criminal y se caracteriza por una incapacidad para  
adaptarse a las normas y presentar conductas violentas,  
la posibilidad de reducir la imputabilidad es reducida.  
Las disposiciones jurídicas, como la reforma de  
Orlando, tienden a reconocer la imputabilidad de los  
acusados con TPA debido a su tendencia a cometer  
actos violentos sin un reconocimiento de la culpa  
(Oranges, 2018). Esto subraya la necesidad de una  
evaluación individualizada de cada caso, considerando  
tanto los aspectos clínicos como legales.  
El debate sobre la imputabilidad de la psicopatía y  
el TPA parece haber llegado a un estancamiento.  
Primero, al ser categorías clínicas, la naturaleza de estos  
trastornos es heterogénea, y ofrece pocas perspectivas  
para ser integrada con datos neuropsicológicos que  
Por otra parte, los estudios sobre las diferencias de  
género y las formas de manifestación del TPA y la  
psicopatía muestran que el TPA es menos prevalente en  
mujeres en comparación con los hombres. Así también,  
las mujeres con altas puntuaciones en psicopatía tienden  
a cometer delitos mayoritariamente impulsivos, y  
presentan más incidencia de trastornos de la  
personalidad, especialmente histriónico y límite. Por  
otro lado, los rasgos psicopáticos en mujeres con  
responsabilidad nula, parcial o total son similares, y la  
psicopatía se ha visto más asociada con trastornos de la  
personalidad que con trastornos psicóticos o del  
espectro de la esquizofrenia (Carabellese et al., 2019).  
En relación a la incidencia, en Estados Unidos,  
aproximadamente un tercio de la población carcelaria  
masculina sentenciada por homicidio ha sido clasificado  
arrojen  
conclusiones  
definitivas  
sobre  
la  
responsabilidad penal. Segundo, estas categorías no  
fueron creadas para diferenciar entre individuos  
antisociales penalmente responsables (Jurjako et al.,  
2023).  
En definitiva, en la medida en que la psicopatía o  
el TPA no afecten las capacidades volitivas de un  
individuo, es decir, su capacidad para controlar su  
comportamiento, no se le eximirá de la culpabilidad por  
actos criminales. La psicopatía tampoco está  
acompañada, generalmente, de delirios del tipo que  
privarían a la persona afectada de la capacidad de  
entender la naturaleza de su acto. Si les impidiese "saber  
https://doi.org/10.5281/zenodo.13821464  
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y
Psiquiatría,  
(11),  
que el acto u omisión era moralmente incorrecto" es una  
pregunta considerablemente más controvertida, que  
sigue dividiendo opiniones entre psicólogos, legales, y  
filósofos. Finalmente, no solo se puede rechazar la  
psicopatía y el TPA como condiciones eximentes o  
atenuantes, sino que incluso pueden servir como  
factores agravantes en la sentencia (Malatesi et al.,  
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depende crucialmente de la capacidad de comprender la  
ilicitud de los actos y actuar en consecuencia a ésta.  
Aunque la presentación del TPA y la psicopatía puede  
variar en intensidad y gravedad, su diagnóstico no  
implica automáticamente una incapacidad para entender  
la ilegalidad de las acciones. Los estudios sobre  
anomalías cerebrales en personas con TPA no ofrecen  
pruebas concluyentes de una afectación significativa  
que anule sus capacidades cognitivas. Por tanto, es  
necesario evaluar las circunstancias específicas del  
delito para determinar cómo estas condiciones afectan  
las facultades mentales del acusado.  
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El debate sobre si el TPA y la psicopatía deben  
considerarse causas de inimputabilidad sigue sin  
resolverse, subrayando la complejidad de integrar  
conocimientos neurocientíficos y psicológicos en el  
ámbito legal, donde la imputabilidad requiere una  
evaluación multifacética. Las disposiciones jurídicas y  
los análisis de sentencias tienden a reconocer la  
responsabilidad legal de los acusados con TPA debido  
a las particularidades clínicas del trastorno y la ausencia  
del reconocimiento de la culpa En última instancia, si  
estas psicopatologías no afectan significativamente las  
capacidades volitivas y cognitivas, no se eximen de  
culpabilidad a los individuos, y en algunos casos,  
pueden agravar la sentencia.  
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