South American Research Journal, 3(1), 17-29
ISSN 2806-5638
https://www.sa-rj.net/index.php/sarj/article/view/34
estudiantes no les gusta leer y, cuando lo hacen, lo hacen de
manera deficiente. Además, destaca la importancia del
continuo acompañamiento de los padres. Según ella, los
padres son modelos a seguir, por lo que si no respaldan el
aprendizaje, no se podrá desarrollar el pensamiento crítico.
Calle también señala que muchos estudiantes no aspiran a la
universidad, sino a ser obreros, y los padres no están
interesados en fomentar el pensamiento crítico, sino en cómo
obtener dinero para satisfacer sus necesidades.
Pérez coincide en el papel fundamental que desempeñan
los padres en el desarrollo del pensamiento crítico. Propone
potenciar estrategias como la argumentación y la lectura.
Además, sugiere promover la autonomía de los adolescentes,
ya que considera que cuando los padres son sobreprotectores,
impiden que los jóvenes realicen tareas por sí mismos. En
consecuencia, Pérez enfatiza la importancia del seguimiento
y el acompañamiento afectuoso por parte de los padres y
representantes.
Además de lo mencionado, Ortiz añade que en la
actualidad existen diversos tipos de hogares, lo que significa
que cada familia es única. Por lo tanto, para que las familias
puedan respaldar el desarrollo del pensamiento crítico de sus
hijos, es necesario ofrecerles tiempo de calidad, lo cual a
menudo no es posible debido a las limitaciones económicas
que impiden pasar mucho tiempo en casa.
En el hogar, se debe promover la conversación sobre los
acontecimientos familiares y también del país, ya que a través
de esto los padres podrán conocer los pensamientos de sus
hijos. Se señala que hay muchos estudiantes cuyos padres han
emigrado, lo que resulta en una falta de acompañamiento en
el hogar y hace que los jóvenes dediquen su tiempo libre a
otras actividades.
Martínez y Neira (2022) han identificado la migración
como un factor relacionado con la falta de apoyo en el
desarrollo del pensamiento crítico. Destacan aspectos como
la falta de apoyo emocional y educativo, así como la falta de
acceso a recursos, lo que limita las oportunidades de
aprendizaje y desarrollo del pensamiento crítico en los
estudiantes. También señalan que la migración de los padres
puede generar sentimientos de aislamiento y soledad en los
estudiantes, lo que afecta su capacidad para interactuar con
otros y desarrollar habilidades sociales y emocionales
necesarias para el pensamiento crítico.
La observación en el aula confirma la implementación
de las recomendaciones de Pérez. Durante una lección sobre
"Esparta y las clases sociales", una estudiante, ante la
pregunta de la docente sobre si un sistema tan estricto como
el espartano podría haber sido replicado en Ecuador, dio una
respuesta limitada: "No, sería muy peligroso". En ese
momento, Pérez le pidió a la estudiante que profundizara en
su respuesta y respaldara su idea con argumentos, de manera
cordial y afectuosa.
En resumen, según las docentes entrevistadas, los
factores sociales
y familiares desempeñan un papel
Jaramillo también propone una perspectiva que prioriza
el acompañamiento afectuoso, al sugerir acciones como
dedicar tiempo a los hijos para fomentar el amor por el
conocimiento y transmitir valores como el respeto, la
solidaridad y la búsqueda de la verdad. Sin embargo, también
sugiere acciones de control, como revisar las aplicaciones
instaladas en los teléfonos móviles de los adolescentes y
verificar si estas son beneficiosas para fomentar el
pensamiento crítico o si son simplemente contenido basura.
Aguirre coincide con esta perspectiva de control al
afirmar que los padres deben monitorear constantemente las
actividades de sus hijos. Sin embargo, Aguirre también
menciona que, en su caso, trata de trabajar todo lo posible en
el aula, ya que considera que cuando se asignan tareas para
realizar en casa, los padres no tienen tiempo para revisarlas ni
para desarrollar el pensamiento crítico de sus hijos. Aguirre
opina que los padres trabajan mucho y no dedican tiempo de
calidad a sus hijos, por lo que considera que el trabajo debe
realizarse en el aula, ya que en el hogar no hay compromiso
por parte de los padres.
Kohn (2006) respalda esta última perspectiva de Aguirre
al exponer una serie de razones. En primer lugar, menciona
que los estudiantes pueden tener responsabilidades
adicionales en el hogar, como cuidar de sus hermanos
menores o ayudar en el trabajo familiar, lo que limita su
tiempo para realizar tareas escolares. Además, destaca que no
todos los estudiantes tienen acceso a los mismos recursos y
condiciones en el hogar, lo que puede influir en la calidad y
cantidad de las tareas que realizan. Por último, plantea que la
tarea escolar podría no ser efectiva para promover el
aprendizaje y el éxito académico, ya que en algunos casos
puede ser repetitiva, tediosa y no estar relacionada con el
aprendizaje de los estudiantes. En lugar de enviar tareas
escolares, sugiere que los educadores exploren otras formas
de promover el aprendizaje, como proyectos en clase,
discusiones, debates y juegos educativos.
fundamental en el desarrollo del pensamiento crítico de los
estudiantes de la Unidad Educativa Herlinda Toral. Por lo
tanto, muchas de las acciones positivas implementadas por
los docentes, así como el uso de Entornos Virtuales de
Aprendizaje (EVA) en la práctica educativa, pueden resultar
ineficaces si no se refuerzan estas prácticas en el hogar.
Estudiantes de antes vs estudiantes de hoy: ¿Quiénes
son más críticos?
Según las opiniones de las docentes consultadas, existe
divergencia en cuanto a quiénes son más críticos, si los
estudiantes de antes o los de hoy.
Calle sostiene que los estudiantes de antes eran más
sumisos, mientras que los de ahora tienen acceso a una gran
cantidad de información a través de los EVA, lo que les
permite liberarse de la idea de que el profesor siempre tiene
la razón. Pérez está de acuerdo con su colega y atribuye esto
al hecho de que la época actual está marcada por numerosos
cambios, tanto climáticos como políticos, y los estudiantes
son conscientes de estas circunstancias. Aguirre comparte la
percepción de sus colegas de que los estudiantes actuales son
más críticos, pero también destaca que esto depende en gran
medida de cómo el docente conduzca la clase, ya que
considera que los maestros tienen la capacidad de aprovechar
el amplio acceso a la información.
Por otro lado, Jaramillo difiere de sus colegas y sostiene
que los estudiantes, especialmente los de Educación Básica
Superior, viven en su propio mundo. Según su perspectiva, lo
más importante para ellos es ser populares en las redes
sociales. Absorben contenido sin valor que no promueve su
capacidad crítica y tampoco consideran importante prepararse
para la universidad. Además, se muestran conformistas en sus
tareas y tienen poco interés en aprender. Según Jaramillo, la
tecnología ha disminuido su capacidad crítica en algunos
casos, ya que abusan de ella.
https://doi.org/10.5281/zenodo.8014667
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