South American Research Journal, 2(2), 25-36
https://www.sa-rj.net/index.php/sarj/article/view/28
ISSN 2806-5638
DISCUSIÓN DE RESULTADOS
Manejos terapéuticos y tratamientos
La revisión a la literatura científica de los últimos
cinco años permite actualizar los conocimientos en torno a
la enfermedad y síndrome de Caroli, particularmente los
principales métodos de diagnóstico, el manejo terapéutico
en pacientes adultos, la mortalidad y morbilidad, así como
las complicaciones que se derivan de ambas patologías.
Entre los manejos terapéuticos mayormente referidos
por la literatura científica, se destaca el uso de antibióticos
para la colangitis por obstrucción biliar; estos cubren bacilos
gramnegativos y anaerobios (Umar et al., 2022, Kassahun
et al., 2005; Mahakarkar et al., 2017; Torre, 2021; Khan et
al., 2020). A su vez, se ha señalado la colocación de un
catéter transhepático percutáneo (PTC) guiado (Umar et al.,
2022), que resulta eficaz para drenar la obstrucción
intrahepática; otras ocasiones, los pacientes requerirían
catéteres permanentes con lavado y cambio periódicos del
catéter (Umar et al., 2022).
Por su parte, el ácido ursodesoxicólico se usa para
tratar la colestasis severa (Umar et al., 2022; Flores et al.,
2021; Kassahun et al., 2005; Mahakarkar et al., 2017).
Otros estudios sugieren segmentectomía, lobectomía o
hepaticoyeyunostomía, según el rango de formación
quística para el tratamiento de la enfermedad de Caroli
(Umar et al., 2022, Hwang et al., 2017; Chen et al., 2018).
En el caso de la hipertensión portal y sus secuelas de
sangrado por várices y ascitis recurrente, se tratan con
betabloqueantes no selectivos, ligadura endoscópica con
bandas y diuréticos.
Por su parte, el tratamiento quirúrgico oportuno se
califica de clave ante el grave pronóstico del
colangiocarcinoma. Se refieren excelentes resultados a largo
plazo con resección hepática en unilobar y trasplante de
hígado en la enfermedad de Caroli difusa complicada con
colangitis y/o hipertensión portal (Hwang et al., 2017;
Yadav et al. 2018, Yamaguchi et al., 2018, Chen et al.,
2018). La resección quirúrgica (hepatectomía parcial;
lobectomía) es una buena opción para la afectación
segmentaria o unilobar en la enfermedad de Caroli sin el
riesgo de inmunosupresión asociado con el trasplante
hepático.
Respecto al trasplante de hígado, a criterio de la
totalidad de los estudios, es el único tratamiento definitivo
disponible en este momento para el síndrome de Caroli.
Existen tres indicaciones para el trasplante de hígado:
descompensación hepática, colangitis recurrente que no
responde a la intervención y desarrollo de adenocarcinoma
focal. El trasplante de hígado es la única modalidad de
tratamiento disponible para pacientes con la enfermedad de
Caroli que no se limita a un segmento o lóbulo del hígado.
No se ha llegado a un consenso sobre la indicación o el
momento de trasplante de hígado para pacientes con
enfermedad de Caroli (Umar et al., 2022; Flores et al.,
2021; Fahrner et al., 2019; Mahakarkar et al., 2017; Yonem,
2007, Chavre et al., 2019).
Principales métodos de diagnóstico
La bibliografía identifica, principalmente, los
siguientes métodos para el diagnóstico de la enfermedad y
síndrome de Caroli:
En primer lugar, se identificó el diagnóstico a través de
colangiografía. Este método es uno de los mayormente
empleados; consiste en la visualización directa de las vías
biliares por medio de una colangiopancreatografía
retrógrada endoscópica (CPRE)
o
a través de la
colangiografía transhepática percutánea (CTP). Establecen
una conexión directa entre las malformaciones quísticas del
hígado y el sistema biliar, distinguiendo a la enfermedad y
síndrome de Caroli de los quistes hepáticos aislados (Umar
et al., 2022). No obstante, ambos procedimientos conllevan
un riesgo asociado de precipitar un episodio de colangitis y
son reemplazados últimamente por estudios radiográficos
no invasivos (Mahakarkar et al., 2017; Yonem, 2007).
Por su parte, la colangiopancreatografía por resonancia
magnética (CPRM) está emergiendo como la modalidad
mayormente escogida para el diagnóstico de la enfermedad
de Caroli (Yonem, 2007; Wang et al., 2020; Rock et al.,
2
022). Su naturaleza no invasiva, además de su capacidad
para diagnosticar anomalías hepáticas parenquimatosas y
complicaciones como hepatolitiasis y malignidad, ha
asegurado su uso como prueba inicial para el diagnóstico de
la enfermedad de Caroli (Shi et al., 2020; Torre, 2021; Zhu
et al., 2020; Trinkl et al., 1985). El aspecto característico
que la resonancia magnética evidencia de la enfermedad de
Caroli es el patrón denominado “collar de cuentas” de los
conductos biliares intrahepáticos ectásicos, o “signo del
punto”, que refiere a un quiste con un portal central o
periférico, o una rama de la arteria hepática dentro del
tabique que atraviesa (Hwang et al., 2017). Al permitir la
visualización de todo el tracto biliar y el hígado, la CPRM
contribuye a identificar la extensión y gravedad de la
enfermedad (Muhovic et al., 2019). Se ha encontrado que la
CPRM es útil en la detección de colangiocarcinoma en
pacientes con quistes de colédoco (Umar et al., 2022). En
el caso de la ecografía, esta puede tener una capacidad
limitada para delinear abscesos, acumulaciones de líquido
pancreático o seudoquistes (Yonem, 2007); mientras que
otros estudios identificaron la gammagrafía nuclear (Lewin
et al., 2021). Algunos informes de casos documentan la
gammagrafía hepatobiliar utilizando ácido dietil-
iminodiacético 99mTc para diagnosticar la enfermedad de
Caroli, al revelar el aspecto característico de cuentas de los
conductos biliares intrahepáticos. La gammagrafía podría
tener un papel en el diagnóstico de la enfermedad de Caroli,
especialmente en pacientes que no son candidatos para
recibir agentes de contraste intravenosos, como aquellos con
poliquistosis renal asociada.
Complicaciones
Entre las complicaciones mayormente referidas en los
estudios revisados, debe referirse a la colangitis bacteriana,
que es la complicación más frecuente de la enfermedad de
Caroli (Umar et al., 2022; Fahrner et al., 2019; Smolović,
2018; Mahakarkar et al., 2017; Rickes et al., 2003; Yonem,
2007; Chavre et al., 2019; Rock et al., 2022). Se presenta
con fiebre, dolor abdominal y aumento de la ictericia y, en
algunos casos, puede ser grave y provocar la formación de
abscesos hepáticos y sepsis (Wabitsch et al., 2021). Esta
complicación puede ocurrir espontáneamente
o
en
https://doi.org/10.5281/zenodo.7567758
33