South American Research Journal, 2(1), 33-41
https://www.sa-rj.net/index.php/sarj/article/view/18/version/33
ISSN 2806-5638
MARCO TEÓRICO
En los años 90, este recorrido evoluciona e incluye
nuevos elementos
o
tipologías: a) conocimiento
¿
Qué es la metacognición?
declarativo autoconocimiento de desempeño; b)
-
conocimiento procedimental - estrategias para resolver
problemas; y, c) conocimiento condicional - uso o
aplicación, que resaltan los procesos metacognitivos del
aprendizaje (Schraw y Dennison, 1994). González (1996)
planteó una inferencia del constructo metacognitivo
propuesto por varios autores de su época; afirmó que la
A pesar de coincidencias epistemológicas en el
ámbito académico, la exploración literaria describe la gran
diversidad conceptual de la metacognición, debido a la
diversidad de áreas encargadas su estudio, lo cual dificulta
su caracterización (Pérez
y González, 2020). Para
comprender esta situación, es importante hacer un
recorrido por la historia del estudio de la metacognición
desde le perspectiva psicológica, con sus respectivos
aportes pedagógicos.
metacognición es tridimensional,
o
sea, implica
conciencia, monitoreo y evaluación de procesos cognitivos
propios.
En el inicio de este nuevo milenio, la metacognición
tomó un giro notable dentro del campo de la psicología
educativa, así Sánchez (2002) expuso una jerarquía de los
procesos del pensamiento según los niveles de
complejidad y abstracción, ubicando a los procesos
metacognitivos en la cúspide, seguido de los superiores,
los de razonamiento y, finalmente, los procesos básicos.
Livingston (2003) asumió que el pensamiento de orden
superior tiene la peculiaridad de controlar activamente los
procesos cognitivos involucrados en el aprendizaje
exitoso.
En los últimos años, Mevarech y Kramarski (2014)
plantearon que la metacognición es una forma de
cognición, pero de segundo orden de pensamiento
superior, que implica un control activo sobre dicho
pensamiento; también reconocieron procesos de
planificación, supervisión y evaluación. James (2016)
relaciona la metacognición con la cognición social. Como
se ve, la metacognición ha tenido avances significativos en
torno al desarrollo de la psicología cognitiva y aportes
reveladores en la psicología educativa. Pero, para disponer
de evidencia empírica, cabe una profundización más
exacta de su conceptualización.
La revisión literaria demuestra que este constructo ha
evolucionado rápidamente en menos de 50 años. Así, en
sus tres primeras décadas nació como habilidad de
pensamiento ligado a la metamemoria y metaatención,
posteriormente asumió significados de autocontrol y
autorregulación de los procesos cognitivos. En este mismo
período de tiempo se establecieron tipologías de la
metacognición: autoconocimiento, habilidad para resolver
y aplicar problemas; al mismo tiempo, se planteó por
primera vez el vínculo de la metacognición con la
educación.
Al iniciar las dos primeras décadas de este milenio,
diversos autores concuerdan en que la metacognición es un
proceso cognitivo de orden superior, que involucra
dimensiones y procesos relacionados al sujeto, la tarea y el
contexto. Asimismo, Pressley et al. (1987), Schraw y
Dennison (1994), Mevarech y Kramarski (2014), y Romo
Sabugal et al. (2020) consideraron elementos, como la
planificación, autorreflexión, autocontrol, monitoreo y
evaluación como procesos fundamentales de la
metacognición.
Valenzuela (2019) identificó la necesidad de una
revisión teórica, encontrando que el término aparece por
primera vez como metamemoria y que fue propuesto por
Tulvin y Madigan a finales de la década de los 60. Estos
autores propusieron como rasgo característico del ser
humano la capacidad de tener memoria sobre su propia
memoria, es decir, cada persona posee la capacidad de
someter a escrutinio sus propios procesos memorísticos
En definitiva, la metacognición es la habilidad o
capacidad de reflexionar sobre sus propios procesos
cognitivos, pensamientos, sentimientos, emociones y
actuaciones frente
a
un problema,
a
partir de
metaestrategias como la planificación, autorregulación,
autocontrol y autoevaluación (Schraw y Dennison, 1994;
Mevarech y Kramarski, 2014; Romo-Sabugal et al., 2020).
Es relevante la concepción de la metacognición desde la
psicología cognitiva, disciplina que ubica al individuo
(
González, 1996). Posteriormente, Flavell (1971)
reflexionó sobre cómo los niños tratan de estudiar y retener
la información que, supuestamente, deben aprender de
manera efectiva.
como
centro
del
proceso
de
pensamiento,
conceptualización, sobresaliente en los procesos de
enseñanza y aprendizaje (Valenzuela, 2019).
Reeve y Brown (1985) elevaron a la metacognición
hacia el nivel de control consciente de las actividades del
pensamiento. Estos autores sugieren fomentar y desarrollar
estas habilidades metacognitivas mediante la enseñanza
interactiva. Sternberg (1985) vinculó los procesos
cognitivos con la inteligencia, aduciendo que los procesos
ejecutivos o componentes de la metacognición son la
planificación, evaluación y monitoreo de acciones para la
resolución de problemas. Posteriormente, al finalizar la
década de los 80, se consideraron las estrategias cognitivas
Romo-Sabugal et al. (2020), en el desarrollo de su
herramienta para evaluar la metacognición en el campo
pedagógico, involucró al concepto de metacognición un
nuevo elemento, el de competencia o condición para
combinar y aplicar conocimientos, habilidades, actitudes,
destrezas y valores para ejecutar una tarea. De este modo,
su definición señala que la metacognición son los
conocimientos que el sujeto tiene sobre sus propios
procesos cognitivos, comprende capacidades encaminadas
como fuentes para coordinar la cognición
y
la
a
solucionar problemas, desde la planificación,
metacognición, pues habilidades de orden superior
requieren estrategias de orden superior (Pressley et al.,
autorregulación, autocontrol y autoevaluación, pudiendo
hacer un reajuste de las acciones en cualquier momento del
proceso cognitivo mediante las diversas estrategias
cognitivas.
1
987).
https://doi.org/10.5281/zenodo.6808830
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