South American Research Journal, 1(1), 5-9
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ISSN 2806-5638
correlaciones “sin sentido” operan a través de variaciones
concomitantes en el tiempo, y tienen el efecto saludable de
mostrar al estadístico que causalidad no puede ser deducida
a partir de algunas co-variaciones observadas, no obstante lo
cercanas que estén.
Si bien medidas de correlación simple son raramente
calculadas como un fin en sí mismas, mucho del análisis
multivariado se inicia a partir de un matriz de coeficientes de
correlación. De tal manera, el tópico de correlación
permanece como uno de importancia central.
Herbert George Wells (1866-1946), escritor inglés,
notable novelista y filósofo, famoso por sus novelas de
ciencia ficción, de la que es considerado, junto a Julio Verne,
uno de sus precursores, dijo: “El pensamiento estadístico
llegará a ser tan necesario para ser un ciudadano responsable
como el saber leer y escribir”. Por otra parte, está la figura de
múltiple». Sin embargo, en principio, es cierto que el estudio
de la interdependencia conduce a la teoría de la correlación,
mientras que el estudio de la dependencia conduce a la teoría
de la regresión. La teoría de la correlación fue desarrollada
inicialmente a principios del siglo XX por Karl Pearson
(
1900) y George U. Yule (1907, 1926).
Enfaticemos: cualquier relación estadística, por fuerte
y sugerente que sea, no puede establecer una conexión
causal; nuestras ideas sobre la causalidad deben provenir de
estadísticas externas; en última instancia, de alguna teoría
que se refiera al área de conocimiento de la que provienen
los datos. Incluso en el ejemplo simple de la producción de
cultivos y la cantidad de lluvia presentada anteriormente, no
tenemos razones estadísticas para descartar la idea de que la
lluvia dependa de la producción de cultivos. Incluso si la
lluvia y la producción de cultivos estuvieran en perfecta
correspondencia funcional, no deberíamos pensar en revertir
la conexión causal “obvia”. Debemos tener cuidado al
concluir relaciones causales que podrían no existir. No
necesitamos entrar en las consecuencias filosóficas de esto;
para nuestros propósitos, solo debemos repetir que las
relaciones estadísticas, de cualquier tipo, no pueden implicar
lógicamente causalidad.
También debemos señalar que personalidades
altamente intelectuales consideraban a la Estadística como
una parte esencial de la vida cívica y democrática de
cualquier sociedad.
George Bernard Shaw (1856-1950), Premio Nobel de
Literatura en 1925 y quien fuera uno de los fundadores de
The London School of Economics and Political Science,
expuso brillantemente este punto en el prefacio de su libro
Francis Galton (1822-1911), polímata, explorador
científico británico con un amplio espectro de intereses
psicología, biología, tecnología, geografía, estadística,
y
(
meteorología y eugenesia), entre cuyas contribuciones más
importantes en estadística están: el uso de la regresión lineal,
ser pionero en la utilización de la distribución normal,
inventar la máquina Quincunx (instrumento para demostrar
la ley del error y la distribución normal), descubrir las
propiedades de la distribución normal bivariada y su relación
con el análisis de regresión, e introducir en 1888 el concepto
de correlación. Este personaje dijo: “Tengo que escribir
acerca de un gran tema (las estadísticas), pero siento
vivamente mi incapacidad literaria de hacerlo de forma
inteligible sin sacrificar su precisión y su veracidad”.
Esto lleva a la necesidad de tener, al interior de la
sociedad, una “cultura estadística” que permita manejar la
gran cantidad de información disponible. La Estadística
como área cuyo contenido técnico debe ser desarrollado por
quienes han logrado la formación adecuada para que la
información que llega a la sociedad civil sea accesible en su
interpretación, veraz en sus apreciaciones y en sus cifras.
Muchas veces, el proceso de mentir por medio de las
estadísticas indica que estas operaciones fueron resultado del
deseo que tuvo alguien de engañarnos. Sin embargo, un
miembro de la Asociación Estadounidense de Estadística
“
El Dilema del Doctor” (1906), donde escribió:
Inclusive estadísticos entrenados frecuentemente
fallan en apreciar el grado en el cual la estadística está
viciada por supuestos sin constancias hechos por sus
intérpretes […] Es fácil probar que usar sombreros de
copa y llevar paraguas agranda el pecho, prolonga la
vida, y confiere cierta inmunidad con respecto a las
enfermedades […] Un grado universitario, un baño
diario, la posesión de treinta pares de pantalones, el
conocimiento de la música de Wagner, un reclinatorio
propio en la iglesia, en esencia, cualquier cosa que
implique mejores medios y mejor nutrición […]
puede ser tomado estadísticamente como un hechizo
mágico que confiere toda clase de privilegios […] Los
matemáticos que llenarían de admiración a Newton
pueden, al recolectar y aceptar datos y sacar
conclusiones de ellos, caer en errores muy crudos por
estos yerros populares como lo he estado
describiendo.
(
ASA) afirmó que la mayoría de las veces no se trata de
fraude, sino de incompetencia. Quizás haya algo de verdad
en esa afirmación, pero no creemos que este supuesto (el de
la incompetencia) sea menos ofensivo que el de fraude para
los expertos en estadística. Posiblemente sea muy importante
tener en cuenta que la tergiversación de datos estadísticos y
su manipulación para lograr un fin determinado, no siempre
son obra de profesionales. Lo que sale lleno de virtudes de la
mesa del experto puede ser cambiado, exagerado,
simplificado y falsificado cuando lo manipula otra persona.
Quien tiene la culpa es difícil precisarlo. Los gráficos
Aun cuando Shaw, en esta ocasión, apoyó una causa
cuestionable, su lógica fue válida. En la primera oleada de
entusiasmo por las técnicas de correlación, fue fácil ser
imprudentes para los seguidores iniciales de Pearson y Yule.
No fue sino hasta veinte años después de lo que escribió
Shaw que Yule (1926) horrorizó a los estadísticos aduciendo
casos de muy altas correlaciones las cuales, obviamente, no
tenían causalidad: por ejemplo, la tasa anual de suicidio
estaba altamente correlacionada con la membresía a la
Iglesia de Inglaterra. La mayoría de estas
falsos que aparecen en revistas
y periódicos son
sensacionales en su exageración. Quienes presentan
argumentos estadísticos a favor del crecimiento industrial o
de la falta de inflación, rara vez entregan a los trabajadores
o al público consumidor información que mejore los hechos
en sus sectores; en general, los presentan aún peores para
ellos. Mientras los errores provengan todos de un lado, no es
fácil atribuirlos a la falta de conocimiento o al azar.
https://doi.org/10.5281/zenodo.4885414
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